10 oct 2008

Wanted se busca

Wanted (Se busca) (2008)

David Cárdenas (YB) | 12 de Septiembre de 2008 |

Recomendación de partida para ser receptivos y tolerantes con esta paranoia llamada ‘Wanted (Se busca)’: hay que entrar hasta las últimas consecuencias en el juego visual de Timur Bekmambetov.

Así que, venga, fuera las leyes de Newton, olvidaros de la teoría de la gravedad, borrad de vuestras mentes los principios de la mecánica clásica sobre la trayectoria de los cuerpos en línea continua, engañaros con que no hay dolor y venerad nuestra facultad de cicatrización de las heridas.

En definitiva, bienvenidos al maravilloso espectáculo de lo imposible, de lo irracional, de lo ilógico, incluso del humor autoparódico, y sobre todo emocionaros con la llegada del ‘Bullet Day’, el día conmemorativo de esa munición donde se homenajea hasta la extenuación a las balas con efecto, protagonistas mano a mano con el reparto de la cinta.

Si aceptáis sin rechistar las pautas de Bekmambetov, como lo he hecho yo, os deleitaréis con uno de los largometrajes más cargados de adrenalina que hayamos visto en nuestra reciente historia del cine de acción. Yo, con la lección aprendida de antemano, confieso que me he divertido, pero no me atrevo a decir que es una de las mejores películas de ese género que nos hayamos echado a la cara últimamente porque tiene un defecto insalvable para mí: su argumento es más simple que el mecanismo de un botijo y se repite como el ajo.

Las únicas líneas básicas del cómic hómonino de Mark Millar y J. G. Jones de las que se ha fijado caprichosamente Timur (ni penséis que a esto se le pueda llamar adaptación) es el protagonismo de Wesley Gibson (James McAvoy) un tipo mediocre consciente de ello, contable de profesión, cuya novia le es infiel con su mejor amigo y su jefa le humilla en el trabajo, y cuyo enfermizo estres le tiene anulado.

Todo cambia cuando una joven llamada Fox (la anoréxica Angelina Jolie, está hecha un asquito) le revela que en realidad es el hijo de un superasesino conocido como Mr.X, brutalmente liquidado, y al que tiene que sustituir en una organización llamada La Hermandad, liderada por Sloan (Morgan Freeman) para vengarle. Será así entrenado para sacar a ese asesino que lleva en los genes.

Todo esto dura más o menos la primera media hora de los 110 minutos de metraje. Lo restante es un macrofestival desproporcionado de escenas de violencia explícita y extrema, rozando el sadismo, intercaladas con aquellas tomas inverosímiles de coches saltando por encima de otros, boca arriba y boca abajo, como si jugaran a la comba, tipos atravesando cristales a metros vertiginosos de altura como si nada, y otras fantasmadas varias, y con un atracón de secuencias con la dichosa balita con efecto que juega un papel importante en el desenlace del filme, y que yo diría que se trata del punto más orgásmico de este recurso balístico. La cámara hiperlenta es para Timur tan necesaria como para mí el pan del almuerzo.

El redundante giro de guión que tiene el largometraje con el objetivo de hacernos creer que los guionistas le han echado cerebro al script, sólo ha conseguido convencerme aún más que a Bekmambetov le importa un carajo las historias, y que únicamente le sirven para justificar el apotéosico éxtasis videoclipero con el que viste sus películas.

Lo que sí le agradezco a Timur es que no se la haya ido la mano en este producto hollywoodiense con esa vena surrelista y descontrolada que desplegó en ‘Guardianes de la noche’ y ‘Guardianes del día’, porque para mí hubiera sido demasiado esfuerzo de abstracción olvidarme de las mínimas reglas naturales de la coherencia. Quizás por eso me ha entretenido, es un Bekmambetov ligeramente descafeinado y complaciente con las normas de la industria de cine comercial USA.

Esta forma de dirigir de Timur convierte a los actores en meras marionetas al servicio de la acción paranoica así que el único momento en el que podemos testar sus respectivos trabajos interpretativos es en los momentos de ’reposo’. Y ahí es donde se puede comprobar que James McAvoy, el máximo prota, ha hecho todo lo posible para hacer evolucionar su personaje desde lo más patético hasta lo más exultante, consiguiendo su objetivo a medias. A mí no me ha convencido del todo su conversión a una máquina de asesinar.

El resto del reparto sólo acompaña a McAvoy, con más cámaras atentas a una Angelina Jolie discreta, lo mismo que Freeman. Y es que, insisto, a este director ruso sólo le interesa lo visual de cada escena, así que sus intérpretes estelares podrían ser sustituidos perfectamente por figurantes y las tomas no perderían su fuerza. Un claro ejemplo es la parte del metraje sobre Mr. X.

La verdad es que Timur no engaña a nadie, es como es, no hay que tomarlo en serio porque creo que él tampoco lo hace, así que hay que aceptar su estilo para apreciar de alguna manera sus obras. Pero eso no quita que sea patente su absoluto estancamiento en dicho estilo. Tarde o temprano se le agotarán esos recursos y tendrán entonces que ‘copiarse’ de otros. Y puede que ya lo Wachowski no les sirva de inspiración.

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